Little Boy salió a eso de las 8:15 AM de su casa,
en caída libre,
probablemente ignorando su destino
como muchos de nosotros cuando vagamos
por oscuros e ingrávidos callejones
con las manos en los bolsillos tan solo
acompañados por el viento
-y en silencio-.
Sin saber bien quienes somos ni quienes
hemos sido. Simplemente caminamos y nos olvidamos
del camino. Pero aquel viaje fue distinto
nunca debió salir Little Boy.
Vino a ser un 6 de Agosto de 1945,
en menos de un minuto y con una onda expansiva
de casi 12 kilómetros más de 70.000 personas murieron
al instante. -Y otras 70.000, no muy lejos de allí,
en cualquier otra parte-.
Hay instantes que van allá de los acontecimientos
de la Historia, y ya no se corrigen
con goma de borrar, porque ahora son la memoria
de nuestra fatalidad.
El viaje de regreso debió ser muy distinto,
como cuando regresas de ninguna parte
y sin saber adónde has ido, solo se oía una voz
que repetía entre dientes, " Qué hemos hecho,
Dios mío."
Ahora, ya solo son memoria esos miles de niños,
que jugaban tranquilos por sus calles
de Hiroshima.
A quién, qué, me pregunto,
¿y tú fuiste alguna vez niño?
Yo también una vez tuve un barrio
parecido a Hiroshima.
por Nacho Bravo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario