viernes, 12 de junio de 2015

Espernado a Kerouac.



101. Esperando a Kerouac                           (para Ana, por esperar)

En el 255 de Colombus Avenue,
North Beach, San Francisco,
se encuentra "El Besubio"
un lugar emblemático, donde nada
parce haberse movido de su sitio,
ni siquiera los fantasmas,
allí permanecimos, desde las doce de la noche,
sentados, expectantes, transportados,
subiendo y bajando escaleras,
hacia la barra con diez dólares cada partida,
hicimos más de tres o cuatro viajes,
leyendo cada frase de cada rincón,
hasta de los retretes,
tomamos dos o tres margaritas,
unos chupitos de tequila,
y algunas cervezas.

Charlamos largo y perdidos,
del amor, de los viajes,
de las noches, de rock and roll,
de los amigos, y de casi todo un poco.
Y nos abrazamos, y nos besamos,
y bebimos, y seguimos charlando...

de jazz o sexo o sopa...

de poesía, de drogas, de beatniks,
de alcohol, de la libertad,
de la maravillosa sensación de recorrer
California en coche, sin prisa,
como habiéndole ganado por una vez
la partida al tiempo, aunque fuera
solo una ilusión.


Lo último que recuerdo son baches,
cuestas, música en una radio, golpes,
y un señor de color conduciendo un taxi
como si fuéramos a llegar tarde a un funeral,
y algún que otro poema emborronado y mal iluminado,
en una sucia pared, tal vez, un trozo de "Aullido",
una parte de "En el Camino", o un esbozo
de algún "Almuerzo Desnudo".

Más de tres horas estuvimos,
esperando a Kerouac...

(por Nacho Bravo)