Me acerco, tal vez, delicado,
febril, activo, presuroso,
se asustan y pretenden, eléctricas,
nuestras manos.
Se han roto las dos copas de vino
en nuestras bocas, que dejan derramar
libidinosas, aromas contiguos,
casi afines y lascivos.
Al fin alcanzo, sin juicio ni cautela
[irreflexivo]
el hontanar silencioso de tu piel,
y contemplo como oscilan las dos almas,
defendidas y empujadas por dos torsos
aristados, angulosos, distraídos...
(Nacho Bravo.)
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