viernes, 31 de enero de 2014

Los Amantes, o de cuando Apolo alcanzó a Dafne.

Me acerco, tal vez, delicado,
febril, activo, presuroso,
se asustan y pretenden, eléctricas,
nuestras manos.

Se han roto las dos copas de vino
en nuestras bocas, que dejan derramar
libidinosas, aromas contiguos,
casi afines y lascivos.

Al fin alcanzo, sin juicio ni cautela
                                                  [irreflexivo]
el hontanar silencioso de tu piel,
y contemplo como oscilan las dos almas,
defendidas y empujadas por dos torsos
aristados, angulosos, distraídos...


                                                        (Nacho Bravo.)

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